29 de mayo de 2010

MI MAMÁ SE LLAMA RAMÓN

Dos leonas no hacen pareja. Dos gatos, tampoco. No pueden aparearse. Para ello tendrían que ser de distinto sexo y de la misma especie. Son cosas de la zoología. No es producto de la cultura judía, hitita, fenicia, maya, cristiana, romana o musulmana.
Por supuesto no es un invento de la Iglesia Católica.
Muchos siglos antes de que Jesús naciera en Belén, el Derecho Romano reconocía el matrimonio como la unión de un hombre y una mujer. Después ellos se divertían con efebos, que para eso estaban, para el disfrute. La esposa era para tener hijos.
La palabra matrimonio procede de dos palabras romanas: "matris" y "munio". La primera significa "madre", la segunda "defensa".
El matrimonio es la defensa, el amparo, la protección de la mujer que es madre, el mayor y más sublime oficio humano.
Cada palabra tiene su significado propio.
Una compraventa gratuita no es una compraventa, sino una donación. Y una enfiteusis por cinco años no es una enfiteusis, sino un arriendo vulgar.
Llamar matrimonio a la unión de dos personas del mismo sexo me parece como poco serio. Jurídicamente, un disparate. De carcajada.
Que le llamen "homomonio", "chulimonio", "seximonio", lo que quieran, todo menos matrimonio, que ya está inventado hace tiempo. Nadie llama tarta de manzana a la que está hecha de peras. Lo curioso es que cuando dices cosas como estas, algunos te miran como extrañados de que no reconozcas la libertad de las personas.
Y por más que les dices que sí, que respeto la libertad de todos, que cada uno puede vivir con quien quiera, incluso con su perro, pero que eso no es un matrimonio, van y me llaman intolerante.
No sé lo que harán los parlamentarios españoles a la hora de votar.
Son políticos, no juristas. Votarán por razones políticas, no según Derecho. Las consecuencias son graves.
Si un varón tiene derecho a casarse con otro varón y una mujer a hacerlo con otra mujer, ¿le vas a negar el derecho a un hermano a casarse con su propia hermana? ¿O a un padre a hacerlo con su hija? ¿No tienen el mismo derecho?
La sociedad se quiebra. Huele a podrido. Como en Dinamarca.
Cuando la profe le preguntó a Pablito cómo se llamaba su madre, el niño contestó: "Mi mamá se llama Ramón".
José Carlos Areán

7 comentarios:

Heraldo 21 dijo...

Muy buen artículo de opinión. excelente y gracias por publicarlo en su web y dejarnos reir por los hechos de este mundo loco. o dire mundo de locas !! jejeje...
cosas de humanos...

Anónimo dijo...

Asi vamos a terminar...! Hemos globalizado todo hasta llegar a
perder la identidad. Siempre supe
que el hogar y la imagen de padre
y madre, eran y deberian ser sagradas. Solo me resta decir...
POBRES CRIATURAS!!!
Quizas debamos tomarlo como Yoel
y no nos damos cuenta. Los unicos
beneficiados van a ser los psicoa-
nalistas.
ETELVINA

Heraldo 21 dijo...

un saludo a nuestra amiga Etelvina.
pero no es que yo no me de cuenta si no a veces no sirve de nada renegar por lo que existe en el mundo. poniendonos furioso o en tal caso odiando a las personas de tercer sexo no vamos a sa car nada. ellos siempre seguiran alli. incluso a mi me incomoda eso. saber que nuestra sociedad esta corrompida y que la familia hoy en día en su gran mayoria se encuentra disgregada y quizá ya no se le puede llamar familia porque ha habido un cambio sustancial. por ejemplo en su país creo yo que ya se aprobó el matrimonio entre personas del mismo sexo. al menos en mi país aun no se ha dado. pero ¿que podemos hacer? si ese mal ya esta en la sociedad.

Heraldo 21 dijo...

Ahora falta que el famoso conductor Jaime Bayly sea presidente en mi país. eso si seria el inicio de una nueva era. no quiero imaginarme que es lo que pasará. que podemos aquellos que somos creyentes en Dios. y sabemos que Dios solo ha creado ha varones y mujeres y no un tercero.

Eva Lucero de Ortega dijo...

Estimado Amigo: me encanta que una persona tan joven tenga tan claro lo de la familia.
Todos tenemos derecho a elegir lo que creemos mejor, es parte de la libertad que Dios nos dió, pero no tenemos derecho a dañar a otros para conseguir nuestros objetivos.
Los actos privados siempre que no constituyan delito corresponden a la justicia de Dios.
Pero cuando esos actos privados incluyen daños a terceros o a las instituciones que la sociedad ha hecho propias,entonces tenemos el derecho y el deber de hacer conocer nuestra opinión.
Un abrazo.
Eva Lucero de Ortega
Administradora del blog.

Anónimo dijo...

Gracias Eva, por darle forma a nuestros conceptos. Hay una cancion
que dice: "Llevame donde los hombres, necesiten tu Palabra.....
de alguna manera es lo que he pretendido hacer desde hace 30 anios en que me comprometi con mi Senior. Confieso que El sabra si lo
hice Bien o Mal, una cosa es verdad
nunca fui de + o - es Todo
o Nada. De ahi que mis comentarios
puedan ser aceptados o no, para documentar esto hay versiculos en la Biblia, que hablan del tema que nos ocupa. Ej.: (Rom.1, 27-32)

ETELVINA

Suso Moinhos dijo...

Hola, Eva. Yo soy homosexual, tengo 41 años, soy gallego y llevo 9 años con mi pareja.
Esto es lo que yo le contestaría al capellán (que curiosamente es de mi ciudad):
Bueno… de nuevo diciéndole a la gente lo que puede o no puede hacer, como si alguien le diese permiso a meterse en la vida de los demás. Vamos por partes:

1-La homosexualidad existe en el reino animal, naturalmente. Pueden comprobarlo en documentales como este:

http://www.youtube.com/watch?v=WRMXb4PkEsc

o darse una vuelta por el campo y observar.

2-Negar el derecho al matrimonio a dos personas del mismo sexo con razones etimológicas es mezclar cosas muy diferentes. Una cosa es la etimología de las palabras y otra su significado actual. Por esa regla de tres, buscando la etimología, podríamos proponer por ejemplo que a partir de ahora los “salarios” se paguen en sal, porque de ahí procede la palabra “salario”, de la sal con la que se pagaba a los soldados romanos (y que era un bien muy preciado porque permitía conservar los alimentos). ¿Le parece bien, señor capellán, que a partir de ahora le paguen en sal y no en euros?

3-Hay otro problema si es que lo más molesto es aplicar la misma palabra: si hay dos realidades jurídicas iguales, es decir, la unión entre dos personas, cómo se puede justificar el empleo de dos términos diferentes si no es en base a la discriminación pura y dura, la misma que en África del Sur establecía, durante el apartheid, autobuses para blancos y autobuses para negros, cuartos de baño para blancos y cuartos de baño para negros?

4-El matrimonio civil es un contrato privado entre dos personas. ¿Con qué derecho se cree usted para inmiscuirse en los contratos que hacen dos personas que no tienen ni la más mínima relación con usted? Es como si de repente yo defendiese que no se puede ir a misa los domingos porque me da la gana.

5-El matrimonio no tiene como finalidad el engendrar, la reproducción. Se trata de un contrato entre dos personas adultas con la finalidad de ayudarse y cuidarse mutuamente y de obtener una serie de beneficios al formalizar la unión. Si el fin del matrimonio fuese la reproducción, entonces no se dejaría casar a parejas heterosexuales estériles, ni a las que han decidido no tener hijos, ni a las personas mayores. Antes de casarse les preguntarían a los contrayentes: "vais a tener hijos"? en lugar de preguntarles si se van a ayudar mutuamente a lo largo de la vida. Ese argumento, tan blandido por los que no aceptan los matrimonios entre dos hombres o dos mujeres, es de todo falaz, falso, y se cae por su propio peso.

6-Por último, lo más importante: ¿realmente les procupa tanto lo que otras personas puedan hacer de sus vidas? ¿Acaso no tienen ustedes otras preocupaciones? ¿De verdad piensan que no hay problemas mayores en el mundo (guerras, hambre, desigualdades sociales, desempleo, violencia doméstica…)? Entonces, si dos personas que ni les van ni les vienen quieren casarse… ¡que se casen, hombre, que se casen!

Saludos!