27 de julio de 2011

CON PEDIDO DE PUBLICACIÓN

ALGO MÁS QUE PALABRAS

A LA CONQUISTA DE UN NUEVO MUNDO

En el Cuerno de África no hay afán por la riqueza, sino por sobrevivir. Es cuestión de vida o muerte. El hambre, en ese vergonzante triángulo territorial de calamidades, crece y se reproduce como una amenaza constante, apenas se tiene oportunidad para mantenerse y resistir, y cada cual busca su camino salvavidas como puede y le dejan, en este mundo preñado de injusticias. Ciertamente, han fracasado tantos sueños que la humanidad ya no se reconoce ni en su voz interior, apenas siente por nada ni por nadie, de lo contrario se podrían evitar muchas tragedias. Con un poco de corazón que pongamos de nuestra parte, se puede organizar un mundo más habitable, más patrimonio de todos, menos salvaje y mucho menos soberbio. Querer es poder, que se dice,.

Vencer el hambre en el Cuerno de África es posible, como lo es en cualquier parte del mundo, la cuestión radica en que la humanidad se una para cambiar esta desesperante situación. Desde luego, una parte del planeta no puede desperdiciar alimentos mientras en otros lugares carecen de ellos. Esa es la primera reflexión, el reparto equitativo y no el derroche. Pero vayamos más allá de este inicial juicio. En este caso, la actual crisis parece ser consecuencia de diversos problemas como la sequía por el clima extremo; pero también la falta de un gobierno central que trabaje; y, asimismo, por la incapacidad de las agencias de ayuda de entrar en el centro y sur de Somalia, controlado por las milicias de al-Shabab. Permítaseme, pues, la conclusión: mejorar las condiciones de vida de los más pobres puede estar en todas las políticas, pero no suele alzarse realmente en las políticas de combate que son las que interesan.

Desde luego, en una zona de gran inestabilidad política, económica y social, con permanentes conflictos, como lo es el Cuerno de África; y que, sin embargo, reviste particular interés para las potencias europeas y los Estados Unidos por su localización estratégica, lo que urge es poner paz y escuchar la voz de sus gentes, que es la voz de la miseria, de los últimos entre los últimos. El día que, en verdad, consideremos sus palabras será el comienzo del cambio. De momento, mucho se habla de la deuda soberana, del crecimiento económico y de la inestabilidad social como los mayores desafíos que debe afrontar la economía mundial; y, a mi manera de ver, muy poco de la desbordante crecida de hambrientos que elevan hacia nosotros su grito de dolor, esperando ser asistidos, más pronto que tarde.

El desafío, pues, que se nos plantea a toda la civilización es nada menos que la conquista de un nuevo mundo, donde la solidaridad se viva verdaderamente y los comportamientos deplorables y corruptos, no tengan cabida en ninguna estructura de poder; puesto que, el hambre, en el Cuerno de África y en tantos otros pueblos, bebe del mismo vaso, de la pérdida del orden moral en el mundo. Ya se sabe, que si la vasija no está limpia, todo lo que en ella viertas se corromperá. Buena enseñanza para tomar nota.

Víctor Corcoba Herrero/ Escritor

corcoba@telefonica.net

27 de julio de 2011

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