Como lo hemos ya reflexionado en años anteriores, el carnaval se remonta a festejos de carácter popular de la antigüedad greco-romana. Con el advenimiento del Cristianismo las celebraciones carnestolendas (adiós a la carne) se redujeron a dos días previos al inicio del sagrado tiempo de Cuaresma. La gente solía decir: “Lunes y Martes Carnaval… Miércoles de Ceniza.” Estas fiestas consistían en mascaradas, comparsas, bailes, cánticos y otros regocijos ruidosos.
Desde la Edad Media estas celebraciones despedían la vida “mundana” y daban paso a la Cuaresma, cuarenta días dedicados a la oración, el ayuno y la penitencia, preparando la Semana Santa, la Pascua del Señor.
El uso de máscaras permitía a la gente ocultar su identidad y realizar acciones, que no se atrevían a concretar a cara descubierta. Esta es la razón por la cual se considera a la Cuaresma un tiempo de autenticidad. Llega el momento en que los cristianos se quitan las máscaras para iniciar un camino de coherencia y búsqueda de santidad.
La palabra “auténtico” posee un prefijo griego (autos), que significa “ser uno mismo”, es decir, la persona se muestra tal cual es, sin una doble personalidad, doble mensaje o segundas intenciones.
Tampoco es casual que el término “autoridad” tenga la misma raíz. Tiene autoridad quien es coherente. Autoridad sin coherencia es sólo poder, el poder que otorga una temporal investidura, la habilidad del embustero o la voluntad del más fuerte. Mitras y coronas son sólo disfraces, si debajo no hay mentes coherentes y una verdadera vocación de servicio a los más necesitados.
El mundo de hoy padece una gran crisis de autoridad. Es difícil encontrar modelos de autenticidad en el ámbito de la política y aún dentro de la misma Iglesia.. La autoridad familiar está también cuestionada. La raíz de esta crisis debemos buscarla en la ausencia de autenticidad y coherencia, tanto en lo personal, como en lo familiar e institucional.
La Cuaresma, vivida intensamente, nos conducirá a la Pascua de Jesús. Este camino nos permitirá morir a la hipocresía, el doble mensaje, las oscuras intenciones y participar de la Resurrección del Señor.
La Semana Santa nos ayudará a superar las miserias del pasado, sanar nuestras heridas y resucitar a una vida nueva.
Queridos hermanos: Comienza la Cuaresma. Mostrémonos tal cual somos e iniciemos el Camino hacia la Pascua. El próximo miércoles 25 de febrero en el Templo Parroquial celebraremos el comienzo de este sagrado tiempo con la tradicional bendición e imposición de la CENIZA. Este antiguo rito nos recuerda que de la tierra venimos y a ella volvemos. La imposición de la Ceniza nos hace tomar conciencia de la fragilidad de nuestra vida y nos ayuda a superar las principales tentaciones del hombre: el ejercicio del poder para beneficio propio, el dinero, el hedonismo, la vanidad y las ambiciones desmedidas.
Padre Juan Carlos Di Sanzo.
Es Párroco de la Iglesia Cristo Rey de Lezama ( provincia de Buenos Aires) Ampliamente conocido en los medios de comunicación por su compromiso evangélico y sus reflexiones sobre temas de actualidad a la luz de la Doctrina Social de la Iglesia.