¡CUIDADO! NIÑOS TRABAJANDO
¿Sanción o contención?
Por Ivana Fischer
Tomado de
San Pablo On Line
Los ves por la calle, venden flores, diarios; te ofrecen estampitas; con trapo y un baldecito en mano, limpian parabrisas cuando el semáforo se pone en rojo… Esa es la cara de la ciudad que los funcionarios no quieren ver, y muchos de nosotros, tampoco.
En diferentes sociedades, los niños salen a trabajar con sus familias, pues, con el trabajo de los mayores, a veces, no alcanza: de esta manera, los acompañan en tareas artesanales, en ventas callejeras o en agricultura. Pero también está “la otra cara”, la de la explotación.
¿Qué les espera a todos los menores que, día a día, tienen que salir a las calles a ganarse unas monedas?, ¿así será el resto de sus vidas?, ¿dónde queda el juego propio de la niñez?, ¿dónde están las escuelas necesarias para su enseñanza y enriquecimiento como seres humanos?, ¿quién les garantiza la protección médica o social? Son preguntas sin respuestas para estos miles de niños y niñas que trabajan y que conocen más de violencia verbal, física o psicológica, e incluso, de abusos sexuales, que de juegos, dulces, parques, diversión y amor. Las condiciones de desarrollo de estos menores están relacionadas con una sistemática violación a sus derechos humanos, que el Estado no ha sido capaz de garantizar.
Los niños que son víctimas de la explotación infantil tienden a aislarse de la sociedad, afirma Luis Orellana, psicólogo de
Iniciativas con “carita feliz”
Hay ONGs que han realizado un seguimiento muy minucioso de esta problemática y decidieron apostar por un trabajo contenedor. En muchos casos, “o no se puede o no se quiere” que los niños “dejen de trabajar”. Es así que la labor que llevan adelante varias organizaciones busca brindarles un poco de “seguridad”, en cuanto a su futuro se refiere.
Más cerca de nuestro entorno, hay otras experiencias positivas: por ejemplo, el de
Una iniciativa inspirada en la anterior, en Paraná, Entre Ríos, logró lanzar larevista Barriletes, que no sólo refleja la realidad de los chicos de la calle, sino que también, con su venta, permite que 120 familias puedan paliar sus necesidades. "Con esto, tratamos de generar una alternativa laboral y no una forma más de asistencia", explican sus impulsores.
Carlitos Suárez tiene 8 años, es uno de los vendedores más conocidos deBarriletes y, retratado por Clarín hace un tiempo, dice que nadie lo supera. "Voy por las oficinas y se la ofrezco a todos", señala. El mes pasado tuvo un argumento de peso para convencer a quienes intentaron ofrecer resistencia. Les mostró la nota que le hicieron en la revista y, con su mejor sonrisa, no les dejó otra opción que comprarla.
Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y dijo: (…) El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí mismo (Mateo 18, 2-5). Así expresa el Señor la importancia que tiene un pequeño para él. Contener, ayudar, no dejar atrás a nuestros niños es también ejecutar la obra de Jesús. Debemos ocuparnos y preocuparnos de que la explotación infantil se erradique. Un niño sin infancia será un hombre que no valore la fuente de la vida. ¿Cómo se sentiría usted, si, desde su más corta edad, hubiese vivido trabajando?
1 comentario:
Es muy doloroso y dificil de comen-
tar este Art. de Ivana Fischer. He
conocido personas que desde los 8 anios, tuvieron que salir a traba-
jar, debido a que sus padres por
razones economicas no pudieron ha-
cer mas y menos aun pagarles el es-
tudio de un oficio. Algunos siguen
viviendo y son personas muy dignas
por cierto. Es cierto que hoy, pa- ra acceder a un buen trabajo, se precisa ser Universitario.
El tema, aqui pasa por otro lado
estos ninios, no le interesan a na-
die, no hay politicas de Estado pa-
ra Educacion y Cultura, ni para sa-
car a los padres de la indigencia
en que se encuentran.!
No vale la pena decir mas...!
ETELVINA
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